señalan las muchas cuestiones eruditas que conciernen al texto de la Biblia, su transmisión a nosotros, su traducción, etc., recordándonos que los eruditos han pasado toda su vida comentando el sentido de pasajes bíblicos y aun así no se ponen de acuerdo entre sí. ¿Qué ha de hacer el laico, pues? ¡Solamente puede engañarse a sí mismo, desviándose por alguna senda particularista, resultado de su ignorancia de las cuestiones a tratar! Más abajo expondremos algunas de las dificultades que verdaderamente
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